Las enfermedades víricas son un tema candente en este momento. Una de las más comunes y contagiosas es la varicela, también conocida como lechina (Venezuela) o peste cristal (Chile). El virus de la varicela zóster forma parte de la familia de los herpesvirus de enfermedades víricas y se transmite con facilidad.
¿Qué personas corren riesgo de contraer la varicela?
Todos identificamos fácilmente esta enfermedad común entre niños. El principal síntoma de la varicela son erupciones cutáneas formadas por molestas vesículas. La erupción cutánea derivada de la varicela suele empezar en la cara, formando pequeñas pápulas rojas que se extienden por todo el cuerpo. A medida que la varicela avanza, la erupción cutánea puede tomar la forma de vesículas para después formar costras en la piel que terminarán desapareciendo.
Niños
La mayoría de nosotros todavía puede señalar alguna de las marcas que nos quedaron de la varicela. Todo un recuerdo de nuestra infancia. Por suerte, la varicela en niños suele revestir poca gravedad y ser fácil de controlar, tratando los síntomas con paracetamol, descanso e hidratación. Está totalmente contraindicado administrar medicamentos antiinflamatorios, como el ibuprofeno, para tratar la varicela en niños. Es posible vacunar a tus hijos contra la varicela, pero existen ciertos criterios y la administración de esta vacuna no forma parte del calendario de vacunación infantil. Si tu hijo tiene menos de 4 semanas de vida o presenta un síntoma inmune de riesgo, es mejor consultarlo con tu médico de cabecera. Los geles en frío y las cremas hidratantes pueden resultar muy eficaces y ser un valioso alivio frente a los síntomas.
Adultos
Si eres un adulto y has estado en contacto con alguien que tenga la varicela o el herpes zóster, puedes contraer la varicela. Los síntomas en adultos pueden ser mucho más graves que en niños. Se recomienda la administración de antivirales en adultos y se aconseja estar atento ante cualquier complicación durante el tratamiento. Los geles en frío y las cremas hidratantes pueden resultar muy eficaces y ser todo un alivio. Si no estás seguro de haber pasado la varicela, puedes hacerte un análisis de sangre para confirmarlo. Las reglas y protocolos relativos a la vacunación contra la varicela varían de un país a otro.
Contacta con tu médico de cabecera si estás embarazada, si presentas inmunodepresión o si tus síntomas no mejoran tras una semana. Es muy poco común, pero si sientes hinchazón o si tienes dificultades para respirar, llama inmediatamente a tu médico.
Pacientes de alto riesgo
La varicela suele ser una infección vírica de poca gravedad, pero puede constituir una amenaza vital en casos raros. Los pacientes considerados de alto riesgo son los bebés recién nacidos y las personas inmunodeprimidas. Pueden darse complicaciones en caso de que el paciente desarrolle una neumonía o una encefalitis. Otras personas que deberían plantearse la vacunación contra la varicela son aquellas en contacto con personas vulnerables (por ejemplo, personas que estén recibiendo quimioterapia) para reducir el riesgo de transmitir la enfermedad a alguien que pueda desarrollar formas graves. El virus de la varicela se mantiene latente y se reactiva en un 10-20 % de los pacientes en forma de herpes zóster. Este caso suele darse en personas mayores de 50 años o en pacientes inmunodeprimidos. En algunos casos, el hespes zóster puede resultar grave y causar daños en el sistema nervioso a largo plazo o deficiencias visuales.
¿Cómo funciona la vacuna contra la varicela?
La vacuna contra la varicela está compuesta de pequeñas cantidades del virus de la varicela debilitados (OKA VVZ). Se trata de una vacuna atenuada elaborada con microbios vivos. Su funcionamiento se basa en la estimulación del sistema inmunitario del receptor para producir anticuerpos que protejan contra la varicela.
Una dosis de la vacuna contra la varicela protege en un 100 % de las formas graves y en un 95 % de las formas moderadas de la enfermedad. La duración de la inmunidad adquirida varía: ciertas personas vacunadas pueden seguir inmunizadas hasta 20 años más tarde, mientras que, en comparación, otras personas vuelven a ser vulnerables ante la enfermedad solo 6 años tras haber recibido la dosis de la vacuna. Se ha demostrado que la vacuna contra la varicela es mucho más eficaz si se administra a niños que si se administra a adultos o adolescentes. La vacuna contra la varicela se administra en dos dosis separadas por un periodo de 6 semanas entre sí.
Los calendarios de vacunación varían de un país a otro. En países como Estados Unidos, en algunos estados, por ejemplo, existe un calendario de vacunación infantil contra la varicela.